Imparte: Lucía Barreiro. Graduada en Psicología

Idioma original: Español

Tiempo estimado de estudio: 2 HORAS

La Risoterapia o Terapia de la Risa (Risoterapia) busca recuperar en el universo de la infancia la condición de espontaneidad en la que viven los niños, lo que les brinda la oportunidad de reír sin esfuerzo al menos 250 veces al día. Esta terapia, al establecer el contacto entre el adulto y su niño interior, busca precisamente llegar a ese estado de búsqueda constante de lo nuevo, del aprendizaje, de la prosperidad emocional, del que se excluyen la monotonía y los hábitos cotidianos condicionados.

Esta Terapia es ancestral en la porción oriental del Planeta, pero muy reciente en Occidente. En la década de los 60 se registró la recuperación de un paciente afectado por una grave enfermedad degenerativa, el norteamericano Norman Cousin, que en ese momento se encontraba sometido a la práctica de la Risoterapia. Al mismo tiempo, el famoso Hunter 'Patch' Adams, que inspiró al grupo de Doutores da Alegria en Brasil, e influye en todas partes en los seguidores de esta terapia, innovó en los círculos médicos al llevar el ejercicio del humor a hospitales y escuelas el método para lograr la curación de los pacientes, con su inolvidable nariz roja.

Es común escuchar informes de pacientes, que cuando enfrentan la enfermedad con buen humor y fe, logran una cura más rápido, incluso en los casos más graves.

Esta terapia no solo se basa en datos filosóficos, sino también en elementos científicos. La risa envía una orden al cerebro, a través del hipotálamo, para producir un grupo de sustancias conocidas como endorfinas, específicamente las beta endorfinas. Elaborados en ocasiones en que las personas están de buen humor, tienen un potencial analgésico, similar al de la morfina, pero con un potencial cien veces mayor.

Así, la mera sonrisa o una risa duradera -cuanto más enérgico mejor para la salud- provoca la aparición de una corriente de endorfinas, que inmediatamente trae al organismo un estado de liberación de tensiones, un sentimiento orgánico, psíquico y emocional, tranquilidad. Cualquier expresión de alegría, pensamientos y sentimientos tranquilos, actitudes de ayuda y aliento a quienes las necesitan, son suficientes para desencadenar este proceso.

En esta etapa optimista, el Hombre se vuelve más apto para conquistar las modificaciones interiores necesarias, dejando un poco de su postura exclusivamente racional, para penetrar en los dominios de la atracción magnética, la creatividad y la sincronicidad, concepto desarrollado por Carl Gustav Jung para indicar los eventos que están sucediendo interconectados a través de lazos significativos, es decir, que son coincidencias no aleatorias, que ocurren precisamente a través de la sintonía con las fuerzas positivas que gobiernan el Universo.

Hay risas positivas y negativas. Los primeros desencadenan sentimientos y reacciones edificantes, como una sonrisa abierta, que se traduce en lealtad; el verdadero, que trae consigo firmeza de espíritu; la plaza, imbuida de bondad humana; la constante, que revela la personalidad vigorosa; y lo contagioso o vibrante, que anima a los demás a reír. Los otros no provocan la producción de endorfinas, ya que son artificiales, como la risa con la boca cerrada, típica de quien no sabe lo que está diciendo; el lado, propio de ser disimulado; el falso, esbozado con el rostro inmovilizado; y el ayuno, al que recurren los egoicos, los tímidos y los que solo ven el lado negativo de la existencia...